En toda compañía es preciso comprender los riesgos que implica la prestación de créditos, y la gestión por parte de los directivos abarca, además de la dirección empresarial, la totalidad de factores relacionados con el proceso de recobro de los mismos.
Así, podemos mencionar como factores de riesgos referidos a los créditos y deudas, a las facturas que aún no vencieron pero están pendientes de pago, las que ya superaron su plazo fijado y no fueron pagadas y aquellas que se encuentran pendientes por algún motivo acordado con el deudor en particular.
La recuperación completa de las deudas permite a la compañía mantenerse activa y para ello debe haber una definición de acciones para la gestión de las diferentes situaciones de deuda, lo que requiere mantener a su vez las estrategias que permiten mantener la calidad del servicio.
Hay tres aspectos a tener en cuenta en una situación de morosidad y que son fundamentales para entender la importancia del riesgo y definir el proceso de recobro que deben llevar adelante los agentes de la compañía:
Aumento de los costos por la prestación de créditos, lo que genera un importante cambio en cuanto a los gastos de la compañía.
Alcanzar altos niveles de deudas sin cobrar o impagadas también afecta el nivel productivo de su compañía por lo que se verá afectada su posición frente a sus clientes.
El mantenimiento de la rentabilidad que depende del tiempo que tardan en regresar las inversiones realizadas a modo de crédito. Debe tratarse como un proceso que debe completarse en cierto período para no afectar el funcionamiento de la compañía.
Ahora bien, sabemos que es parte del mantenimiento de una buena relación el hecho de ser flexibles con nuestros clientes. Un vínculo demasiado estricto quizás habilite a que su cliente comienza a interesarse por compañías con más facilidades. Pero uno demasiado débil puede desembocar en una posición desventajosa para su compañía, en donde su rentabilidad se vea deteriorada junto con su capacidad de negociación. Es por ello que es necesario determinar bien el límite que su compañía tiene al momento de ceder en una negociación por cobros, conociendo muy bien el estado de sus cuentas, las proyecciones de gastos y facturación y a sus clientes, para no prestar demás pero tampoco carecer de cintura en la negociación.
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